En una pequeña superficie de cartón reciclado, comencé el
trabajo con tinta china aguada en varias capas. Para dar un poco de efecto, use
sal. Sal fina, entrefina y gruesa. Para más variedad en el efecto.
Ahí la cosa se entorpeció un poco porque el día que hice eso
había 95% de humedad (Buenos Aires, no lo entenderías). Pensé que en un par de
horas iba a estar seco, pero no. Tuve que dejarlo secar toda la noche y mañana
siguiente.
Terminada esa etapa, pase a los óleos. Para ser más precisa,
a los restos de óleos que quedaron pegados en los cartones de la caja/estuche.
Porque era bastante material como para ser desperdiciado.
Entonces, con diferentes espátulas y estecas, comencé a
quitar el óleo del cartón para empastarlo en el trabajo en cuestión. Empastar y
difuminar en lugares random, donde más sintiera que debían ir. Libremente, sin
meditar demasiado en el asunto.
A todo esto, compré otro soporte para el celular e intenté grabar
en dos ángulos para luego mejorar el video con la edición. A veces mi mano tapa
lo que estoy haciendo de manera torpe y se pierde, queda feo. Tengo que mejorar
el tema de la luz al momento de grabar, a lo mismo del espacio en donde suelo
trabajar. También tengo que buscar una manera de afirmar mejor ese nuevo soporte
porque es demasiado blando. En fin, mucho a mejorar en ese departamento.
Pero continuando con el proceso creativo, terminé repasando
algunas partes con más tinta china.
A todo esto, en medio del trabajo, decidí hacer un vivo en
Instagram, con música zen de fondo, a modo de espacio relajante…
Tuve algunos espectadores que se quedaron viendo lo que
hacía por unos 40 minutos. Fue agradable. Tengo el video de eso y lo voy a
subir dentro de poco (ya está editado).
Sin más que agregar, los saludo.
Den like, compartir y suscríbanse. Eso me ayuda mucho.
Con amor, Niñita!
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