Se sentía desgarrado, un poco como una hoja de papel arrancada de un cuaderno. No. No olvidar nunca. Esa seria desde ahora su obsesión. No olvidar nunca la Noche de los Cristales Rotos, no olvidar nunca el horror. Dentro de mil años, todavía habría que hablar de ello. Todo se vuelve tan banal con el tiempo y la acumulación de las magulladuras cotidianas. Lo que estaban viviendo en este mes de Mayo de 1939 no era un vulgar episodio de la historia. Tampoco era una tragedia. Era peor que eso: una injuria a la dignidad del hombre. Matar a un hombre no era tan grave. La muerte solo dura unos segundos. Pero robarle su dignidad, eso es otra cosa. Nadie ha sido concebido para vivir de rodillas.
No olvidar nunca.
- "Un Barco hacia el Infierno", Gilbert Sinoué (2005)
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