(...)Añoraba tanto Hogwarts que era como tener un dolor de estómago  permanente. Añoraba el castillo, con sus pasadizos secretos y sus  fantasmas; las clases (aunque quizá no a Snape, el profesor de  Pociones); el correo llevado por lechuzas; los banquetes en el Gran  Salón; dormir en su cama con cuatro columnas en el dormitorio de la  torre; visitar a Hagrid, el guardabosque, en su cabaña en las  inmediaciones del bosque prohibido; y sobre todo, añoraba el Quiditch,  el deporte más popular en el mundo mágico, un juego con seis altos  postes, cuatro pelotas voladoras y catorce jugadores montados en  escobas.(...)
Harry Potter y la Cámara Secreta♥
 
 
 
 
 
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